domingo, 2 de diciembre de 2012

Comercio


Trabajando el día que Dios descansó

Lo que para ti no sirve, quizás a otro sí. Irene tiene 39 años y hace 6 años se dedica junto a su familia a vender cortinas y edredones de segunda mano. Todos los domingos a las 6 de la mañana  llega a la avenida Alto de la alianza, extiende un plástico azul de 3 metros cuadrados y riega sobre él todos sus productos. El resto de la semana  va en  busca  de “nueva” mercancía. Conoce gente  en la molina que le vende lo que ya no usa a muy bajo precio.

Muñecas sin cabeza, audífonos rotos, adornos navideños polveados y  ropas desgastadas se venden regadas en el piso a un par de soles. En las avenidas colindantes a la estación Grau se puede encontrar de  todo, desde inodoros hasta cámaras HD. Irene es solo una de las tantas vendedoras que improvisan una feria el fin de semana.

Todo el movimiento empieza a las 6 de la mañana, que es cuando vienen los clientes más gordos. Ellos se llevan la mejor mercadería del lugar. Solo compran productos de marcas reconocidas a menos de la mitad de precio. Aunque a la compra de los domingos suelen ir familias enteras, bebes en coches, madres con bebés en brazo, todos caminando y observando bajo un intenso sol como el de hoy.

La señora del extracto de frutas y verduras, tiene un carrito ambulante como los que tienen por el centro de lima para la venta de dulces. No hay muchos clientes en espera, pero la avenida está repleta de gente. Todos bajan la mirada, como si se les hubiera perdido algo. Tropiezan, pelean, otros se disculpan pero siguen su camino viendo los productos en el piso.

Los Cds se venden a un 1.50 soles. La música del grupo de moda retumba en  los parlantes. Ella se detiene, algo captura su atención, es un vestido negro colgado de uno de los parantes que tiene la señora que vende ropa de segunda mano. Muchas mujeres están observando las prendas, buscándole el defecto para pedir una rebaja. Liz quiere comprar un vestido para la boda de su hermano, solo tiene 30 soles.

Ella tropieza con la señora que vende panes, sentada en una banca de esas que usan para los niños de jardín, son panecillos pequeños del tamaño de la mano de un niño. La vendedora se enfada y frunce el ceño.  Liz avanza lento, hay demasiada gente y el espacio es reducido. Levanta la mirada y ve las cuatro cantinas continuas. Las peleas de los hombre ebrios son comunes, casi ni se oyen debido al alto volumen de la música chicha.

Los vendedores beben cerveza helada, el calor es intenso. Uno de ellos es obeso, tiene varios tatuajes en el cuerpo que exhibe sin pudor.  Leche, café, galletas, lavavajillas son algunos de los productos que se venden a precios menores que los del mercado. Aseguran que todavía no se vencen, aunque algunos compradores pasan incrédulos.  Pastillas, cremas, maquillaje y productos de belleza de Unique, Esika o Czone son peleados por las mujeres.

Aquí se vende ropa de segunda o hasta tercera mano a 1 sol la prenda. Son montones de cerros de ropa con vendedoras gritonas. Ellas ríen estruendosamente y la mayoría tiene el cabello oxigenado como el de las barbies.

Los puestos de comida se encuentran por todo el lugar, desde chanfainita con ceviche y tallarines a 3 soles hasta lomo saltado a 5 soles. Son carretillas azules, con 1 a 3 personas atendiendo a los comensales. Papas rellenas a un sol, churros a 0.50 céntimos, chupetes y gaseosas invaden el lugar con sus vendedores deambulando por todo la avenida.

Los locales aledaños son pequeños centros comerciales, donde venden celulares, televisores plasma, laptops, sillones, camas, ropa de marcas como Billabong, Rip Curl, All Stars, entre otras. Antes eran ellos los que vendían afuera, en las calles.

Al doblar continúa el comercio, desde tuercas hasta losetas para los baños, aunque por esta temporada los productos navideños son los más solicitados. Los árboles navideños hechos a base de fierros con tiras de cadenetas verde metálico, son la sensación a tan solo 30 soles.

Terminando la esquina está el puesto de comida de la selva. Tienen un horno que es  un cilindro de lata. Su decoración consiste en hojas de plátano en todo el contorno, un gran letrero con los principales platos, mesas con manteles azules y  bancas de madera.  El lugar está lleno, hay gente esperando. El  plato más vendido es  juane con tacacho y  con cecina,  cuesta 18 soles.

La competencia en comida es fuerte, en el puesto del frente venden ceviche de pata de chancho. Tienen alrededor de 6 mesas de 5 asientos, los dos puestos están repletos. Es  parecido al ceviche normal pero a cambio de pescado tiene pata de chancho, su olor es fuerte e impregna los alrededores.

Los puestos de masajes son muy solicitados por los transeúntes de este lugar, el servicio cuesta 5 soles. Son unas camillas, donde te recuestas y con un poco de aceite, al aire libre le dices adiós al estrés.

Teteras llenas de polvo y oxidadas, objetos que tú crees que ya no le servirían a nadie.  Todos ellos están hay exhibiéndose, buscando a su comprador adecuado. Al promediar al mediodía  todo está vacío y solitario, el personal  de limpieza le da batalla a la basura. Se termina la jornada, será hasta el próximo domingo.

Gabriel García Márquez.


“Uno tiene 3 vidas: una vida pública, una privada y una secreta. En todas han estado definitivamente las mujeres.”
Gabo: amiguero como ninguno


Una joven se le acerca, no le pide un autógrafo, pregunta si le puede dar un beso. Gabriel García Márquez responde: "Pero uno de verdad". No es galán de telenovelas, pero se precia de conocer muy bien a las mujeres. Sus amigos dicen que al Gabo nunca le gustó la fama, aunque él confiesa que puede sobrellevarla, y si bien antes del Nobel ya era conocido, después de él, lo fue mucho más.

Más que miedo, es terror al mal amigo. Los que tiene puede contarlos  con los dedos de las manos. No imagina su vida sin ellos. Si le preguntas qué es la amistad, no sabe qué decir, cómo explicar ese sentimiento que invade su vida. Son sus primeros lectores, esos críticos a los cuales aprecia más que a sus propios editores. Nunca leen  la obra tal como será contada, sino, todo lo contrario: logra sorprenderlos. Ante la más leve crítica, puede cambiar un capítulo entero.

Parte de su vida privada o secreta son esos momentos en los cuales baila, ríe, conversa y confirma cuán importante es para él ese lazo que ni el tiempo  puede borrar. El Gabriel serio y poco animoso de las entrevistas, se transforma en el alma de la fiesta o reunión. Disfruta junto a Mercedes, su esposa y madre de sus 2 hijos, ese ritmo de vida que escogieron: el compartir la felicidad.

Son ellos los que valoran  su lado poético, ese que le da vergüenza mostrar. Desde niño memorizaba poemas. Empezó a contar historias desde los cuatro años mediante dibujos. En esa infancia suya llena de supersticiones de su abuela, que murió muy vieja y delirando. Pero fue su abuelo quien lo inició en el oficio de lector, quién  le enseñó la utilidad del diccionario, su primer libro.

“Si usted cree que es capaz de vivir sin escribir, entonces no escriba”, fue la frase de Rilke que siempre lleva consigo. Le costó definir y darse cuenta de su vocación. Dejar la universidad y decidirse por una carrera que lo apasionaba pero que no le daba ni para vivir. Momentos en que solo sus amigos lo mantuvieron a flote.

Escribir es más que talento. Es perseverancia y rigor. Según Gabriel García Márquez no se necesita nada especial. Antes él escribía un libro cada 7 años desde que aparecieron las computadoras lo hace cada 3. Antes de escribir ya tiene la historia completa en su mente, lo más difícil es pasarlas al papel. Dedica a su oficio de escritor unas seis horas diarias. El horario que tiene impuesto se lo debe a sus hijos, era el tiempo en que estaban en la escuela y nadie lo molestaba. Al día escribe en promedio una cuartilla a doble espacio.

Uno de sus mejores amigos  es Fidel Castro. Amistad que le traería más de una crítica. Él puede vivir sin la política; en una isla desierta con su esposa, hijos y sus amigos; escribiendo. Pero le tocó vivir una realidad como la de Latinoamérica. Confiesa que el mejor trabajo político que puede hacer es hacer bien su trabajo, escribir.

Él es de esa época en donde no se distinguía entre escritores y  periodistas. El periodismo llegó a su vida cómo una opción irrechazable, pero le tuvo miedo. Escribía con seudónimos, uno de ellos fue Septimus, tomado del personaje de Virginia Woolf en  “La señora Dalloway.”

A los 12 años dejó su hogar y empezó su camino al aprendizaje. Su familia era pobre y existían días en que pasaban hambre. No fue el alumno más aplicado, pero siempre leía  cuando el profesor no lo veía o fingía no darse cuenta. Fue un lector insaciable al cual le costó  mucho esfuerzo aprender a leer. Confundía  el sonido y la escritura de las consonantes.

Mueve tanto la mano izquierda que cualquiera pensaría que es zurdo. No le gustan las entrevistas y ya se cansó de hablar de “100 años de soledad”. Él protege mucho su vida privada, esa parte de sus días en que solo es Gabo.











miércoles, 7 de noviembre de 2012

Fanatismo


Más que sólo música para una fan

Crónica del fan que mató a su ídolo.



Jhon Lenon, uno de los grandes de los Beatles y el compositor del himno a la paz: Imagine., fue asesinado por Mark David Chapman el 8 de octubre de 1980. Murió con 4 disparos sobre su cuerpo. Lenon estaba acompañado de Yoko, su pareja y algunos amigos.

Nunca cantó ni en la ducha. Tenía miedo de su propia voz. Empezó la típica canción que ningún  estudiante del británico deja de cantar en el Intermedio 1. Los sonidos se perdieron y el ritmo se rompió cuando el profesor  bajó el volumen. El miedo al ridículo quedó atrás, el salón se llenó  de gallos y desentonaciones. 

Ella cantaba como robot al que le dan cuerda.  No le importó  lo mucho que le costó a John Lenon componer uno de los éxitos más grandes: Imagine. El himno de paz mundial que no lo salvaría de una muerte trágica. Su voz sigue en sus canciones, pero él partió a un mundo idealizado por la biblia con 40 octubres a cuestas.

Los fans son anónimos. Nadie los recuerda. Pero existe uno que la historia no puede olvidar: Mark David Chapman. Lo esperaba durante horas. Como uno de los tantos admiradores que no les importa ni el frío, ni la lluvia, ni el intenso sol. Todo vale la pena cuando vez al fin a tu ídolo. La espera terminó, él salió. Aquel niño que corría por las calles de Texas, corrió hacia él para que le firmará su disco Double fantasy.

Sean muchos o pocas siempre conversan entre ellas. La espera es larga. Empieza la competencia de quién sabe más sobre la vida del artista por el que pueden estar todo el día paradas. Él no les dijo que consumía marihuana, que su padre lo maltrataba, que fue víctima de acoso en el colegio, menos aún que había intentado suicidarse y que padeció una enfermedad mental. Quizás como esas fans solo entró en la competencia.

Las fans no ven que su ídolo también es humano. Que de 6 disparos, 4 pueden ser certeros  y solo uno puede causarte la muerte. Y con ello se borrará los errores que cometió. Nadie recordará al hombre que abandonó a su hijo y esposa. Ya lo decía él mismo :” No creo en los Beatles; no creo en Elvis; no creo en mantra; no creo en Zimmermann; no creo en la biblia; no creo en Jesús: sólo creo en mi, en Yoko y en mí”. Siempre fue un apasionado, alguien que dejo todo atrás por lo que quería.

Todos recuerdan al gran cantante de los Beatles. Al revolucionario a través de la música. Al que decía que la religión es sólo una manera de sacarles el diezmo a los ignorantes, sólo existe un Dios, y ése no se enriquece como los curas charlatanes.

La vida de todo fan gira en torno a su artista favorito. Un artista se debe a su público. Pero, ¿qué sucede cuando esa barrera se rompe? Cosas así suceden. “Momento a momento, así es que vivimos ahora. Apreciamos cada día y también le tenemos miedo. Podría ser el último día. Suena chistoso, pero cualquier día te podría atropellar un auto o algo así. Estoy empezando a apreciarlo”.  Uno casi nunca cumple sus propios consejos. Ojala John Lenon haya podido cumplir sus propias palabras.

 La muerte lo llamó. Volteó al escuchar su nombre. Él Sacó el revólver, el ídolo de multitudes murió y el asesino pasó 20 años de cadena perpetua.

La fama tiene  un precio. No lo sabía pero esa sería su perdición. “Si pudiera ser un maldito pescador lo sería. Si tuviera la capacidad de ser cualquier cosa menos lo que soy, lo sería. No es divertido ser un artista. Es una tortura”.

La ficción a veces supera la realidad. Sentado esperó su destino. Tomó el libro “El Guardián entre el centeno”. Intento leer, no pudo. La policía llegó y lo demás es historia.

Los motivos son muchos y algunos dependen de la creatividad del creador. Hasta hoy se preguntan ¿por qué lo mató?.Razones hay muchas. La ficción puede ser extensa pero existe una sola realidad: John Lenon está muerto.
                                                    

martes, 23 de octubre de 2012




Descripción física de personajes principales:
  • Emma Zunz: contextura delgada, tez blanca, alta, rasgos delicados, rostro pequeño, cabello largo semi ondulado, apariencia sencilla, rasgos del campo, ojos claros, bonita, mirada pasiva, sonrisa fácil.
  • Emanuel Zunz: altura media, cabello canoso, tez trigueña,contextura gruesa, rostro ancho  y prominente, ojos marrones, manos gruesas y toscas, apariencia pasiva.
  • Loewenthal: alto, corpulento, gordo, calvo, mirada furtiva,usa lentes, rostro redondo, tez trigueña, barba rubia
Metáforas del relato:

  • Un atributo de lo infernal es lo irreal.
  • Acaso en el infame paseo de Julio se vio multiplicada en espejos, publicada por luces  y desnudada por los ojos hambrientos.
  • El pasado inmediato queda como tronchado del porvenir.
  • Romper dinero es una impiedad, como tirar el pan.
  • El temor se perdió en la tristeza de su cuerpo.
  • El asco y la tristeza la encadenaban.
Cambio de frases:

  • "vergüenza de exhibir el propio cuerpo desnudo" = se sonrojo al tener que ser Eva en el paraíso.
  • "ver tenue o confusamente un objeto" = la imagen del objeto se desvanecía ante mis ojos.
  • "hecho a escondidas o ilegalmente" = cuál traficante de drogas en el control del aeropuerto
  • "Deshonra, ignominia, vergüenza" = como perdedor de un duelo en el medioevo
  • "Muy bajo, muy pequeño" =  del tamaño de un grano de arena
  • "Banal, de poca importancia" = tan importante que le cambias de canal
  • " Injuria, humillación, desprecio" = sintió que una procesión le pasó por encima
Escalera de abstracción:

La escalera de abstracción se da por escalas. Usado para medir cuánto quiero contar. Demuestra lo que quieres decir y lo que quieres que las personas comprenden. Ayuda a desentrañar un punto o tema a través de pequeños datos.

Práctica personal:

"Desde niña amo leer" = premisa principal

  • Comencé con las fábulas de Esopo, ver los dibujos de los animales despertó mi imaginación más que los dibujos animados que no veía.
  • No he tenido un día en que no durmiera siquiera unos minutos, la única vez que lo hice fue con "No me esperen en Abril", con un buen libro te sientes como preso.
  • La primera vez que fui a una feria del libro fue la que hicieron en la Avenida La Marina hace muchos años atrás, me sentí como niña en una dulcería.
  • La biblioteca nacional me impresionó por la cantidad de libros, siempre me he preguntado si es que alguien se ha leído todos los libros que hay ahí.
  • Sueño con tener una biblioteca grande, de esas que llegan hasta el techo y se suben con escaleras.









jueves, 18 de octubre de 2012

Dicen que la primera impresión lo es todo.! Ahora pienso que quizás no sea tanto así,porque?
No te a pasado que esperas tanto por algo y al final esto no resulta lo que imaginaste




SOLO UNAS MONEDAS

Él tenía algo que me sumergió en una profunda melancolía. No fue la ropa desaliñada que vestía ni tampoco el sucio balde de pintura  que sujetaba tan cerca de mi rostro. Fueron  esos ojos tristes capaces de conmover al corazón más duro.
Limpia lunas de los micros que transitan por la avenida Grau. Aquella mañana no lo vi hasta que estuvo a unos centímetros del asiento del copiloto donde me hallaba. Quizás no lo observé porque mi mente iba divagando entre las líneas de un mundo dibujado por Gabo en uno de sus muy aclamados libros.
Yo estaba tan lejos pero todavía podía oír, como si fuera un susurro, la voz prepotente de un pasajero que pedía avanzar a mayor velocidad, como si el decir eso  hiciera que el semáforo cambiara más rápido.
La furia del cobrador se liberó cuando este comenzó a gritarle a aquel anciano cuyos ojos habrían de capturar mi atención, que se alejará. No vi el momento en que él comenzó a limpiar el parabrisas de la línea EM-02 que va desde Salamanca a Carabayllo, pero imagino que aprovechando un semáforo rojo,  tomó el trapo que colgaba de su brazo y empezó  su labor sin pedir permiso. Solo quería unas monedas.
Toda aquella atmósfera en la cual estaba se rompió con un portazo del cobrador cuando la luz verde nos indicaba proseguir nuestro camino. Atrás quedó aquel anciano que he ver en la misma esquina, con el mismo balde y el mismo trapo pero jamás con la misma expresión. Yo continuaría la lectura de mi libro y él  aprovecharía la siguiente oportunidad  que solo una luz roja le puede dar.